EL SEÑOR DE LOS ANILLOS - EL RETORNO DEL REY
La historia comienza con un recuerdo de cómo el hobbit Smeagol llegó
a poseer el Anillo del Poder, matando a su amigo Déagol, quien lo
había encontrado en el fondo de un río (donde cayó muchos años
antes, como se vio en la primera película, cuando unos orcos
asesinaron a Isildur, quien había cortado el dedo a Sauron en el
Sitio de Barad-dûr, que concluyó la Guerra de la Última Alianza, y
había conservado el Anillo a pesar de las advertencias de Elrond). A
partir de entonces continúa el relato en donde se dejó mientras
Gollum lleva a Frodo y Sam a través de la entrada cercana a Minas
Morgul, en donde ven a sus ejércitos partir a la guerra.
Luego de la victoria en la Batalla del Abismo de Helm, una compañía
de soldados de Rohan, junto a Gandalf, Aragorn, Legolas, Gimli,
Théoden y Éomer se dirigió hacia Isengard, la ciudadela de Saruman
desde la que había partido el ataque. La encontraron completamente
destruida por los Ents, y volvieron a reencontrarse con Merry y
Pippin. Entre las ruinas de la ciudad, Pippin encontró el palantir
de Saruman, que Gandalf rápidamente tomó bajo su custodia. Después de las celebraciones de la victoria, Pippin tuvo gran
curiosidad por ver de nuevo la piedra, y se la quita a Gandalf
mientras dormía. Vio en ella el ojo de Sauron, quien intentó
obtener información de él, aunque Gandalf logró intervenir
rápidamente, sin que Pippin revelara nada sustancial. Pippin, en
cambio, sí llegó a ver algo importante: un árbol blanco. El mago
entendió que se trataba del Árbol Blanco de Minas Tirith, lo cual
quería decir que Sauron planeaba atacar Minas Tirith.
Gandalf partió inmediatamente a advertirles, y llevándose también a Pippin para protegerlo en la ciudad. Pero al llegar se encuentran al Senescal Denethor II apenado por la muerte de su hijo preferido, Boromir, y completamente indiferente a todo lo demás. Sintiéndose en parte responsable, ya que Boromir murió defendiéndolo, Pippin ofrece sus servicios a Denethor como soldado. Denethor desconfía de Gandalf sabiendo que viene acompañándolo Aragorn, quien deberá recuperar su trono como heredero de Isildur, lo que significaría el derrocamiento de Denethor, quien le reprocha a Gandalf que quiera usarlo de escudo contra el ataque de Mordor, para que luego Aragorn ocupe el trono. Por todo esto Denethor se niega a seguir la recomendación de Gandalf acerca de pedir auxilio de Rohan, pero Gandalf decide invocar la ayuda de Rohan y manda a Pippin a encender las almenaras de Minas Tirith. Aragorn al advertir la petición de ayuda la comunica a Théoden, quien a pesar de haber dudado en intervenir (ya que Gondor no le auxilio en la Batalla del Abismo de Helm ni en otros ataques de Saruman), al final decide reunir a su ejército para marchar a la guerra.
Gandalf partió inmediatamente a advertirles, y llevándose también a Pippin para protegerlo en la ciudad. Pero al llegar se encuentran al Senescal Denethor II apenado por la muerte de su hijo preferido, Boromir, y completamente indiferente a todo lo demás. Sintiéndose en parte responsable, ya que Boromir murió defendiéndolo, Pippin ofrece sus servicios a Denethor como soldado. Denethor desconfía de Gandalf sabiendo que viene acompañándolo Aragorn, quien deberá recuperar su trono como heredero de Isildur, lo que significaría el derrocamiento de Denethor, quien le reprocha a Gandalf que quiera usarlo de escudo contra el ataque de Mordor, para que luego Aragorn ocupe el trono. Por todo esto Denethor se niega a seguir la recomendación de Gandalf acerca de pedir auxilio de Rohan, pero Gandalf decide invocar la ayuda de Rohan y manda a Pippin a encender las almenaras de Minas Tirith. Aragorn al advertir la petición de ayuda la comunica a Théoden, quien a pesar de haber dudado en intervenir (ya que Gondor no le auxilio en la Batalla del Abismo de Helm ni en otros ataques de Saruman), al final decide reunir a su ejército para marchar a la guerra.
Las fuerzas de Rohan se toman unos días para reunir a sus jinetes, para luego partir hacia Minas Tirith; Theoden se lamenta al ver que no todos sus súbditos acuden al llamado y que no contará con fuerzas suficientes para derrotar a Mordor, pero decide proseguir la marcha. Aragorn recibe una misteriosa visita de Elrond: su hija Arwen vio en un futuro que podría tener hijos con Aragorn y eso la decidió a quedarse en la Tierra Media, por lo que Elrond brindó su ayuda en la guerra reforjando la gran espada Narsil que había derrotado a Sauron en su momento (los fragmentos de la espada que se conservaron por siglos en Rivendel, fueron reforjados en una nueva espada con el nombre de Andúril, Llama del Oeste), y recordándole a Aragorn que con esa arma conseguiría la cooperación del ejército de los muertos (que tenían una promesa por cumplir hecha al rey Isildur). Con esta espada, Aragorn, Legolas y Gimli abandonan al resto del ejército de Rohan y se adentran en una caverna en donde mora el ejercito de los muertos. Estos fantasmas habían prometido ayuda a Isildur pero no se la brindaron, por lo que tras su victoria sobre Sauron los maldijo para que, aún después de muertos, no tuvieran paz. Sólo si un día pagaban su deuda podrían hacerlo. Aragorn reclamó su ayuda, prometiendo como Rey de Gondor que daría su deuda por cumplida.
Denethor envió a su hijo Faramir en una misión destinada al fracaso
por que le odiaba profundamente y le culpaba por la muerte de su
hermano, para que recupere un bastión de Minas Tirith Osgiliath,
conquistado previamente por los orcos. Faramir aceptó esa misión
suicida sólo por su afán de demostrarle a su padre que él también
era un guerrero leal y competente, y dolido por la preferencia
abierta que su padre siempre tuvo por Boromir. Su grupo apenas
regresó con vida, y estuvo a punto de ser aniquilado por los nazgul,
a no ser por la ayuda de Gandalf, y Denethor al ver a su hijo herido
por varias flechas enloqueció, creyéndolo muerto. Mientras el
grueso de las fuerzas de Mordor avanzaban sobre la ciudad, Denethor
fue junto a su hijo a quemarse vivo en una pira. Gandalf logró
retirar de la hoguera a Faramir, que aún estaba vivo, pero Denethor
se incineró.
Las fuerzas de Mordor apenas si podían ser contenidas, y con el gran ariete Grond tiraron abajo las puertas de la ciudad. Cuando ya su victoria parecía cercana, aparecieron en el horizonte los jinetes de Rohan, que volvieron a emparejar la situación. Luego Mordor tuvo poderosos refuerzos: un ejército de sureños (Haradrim) con elefantes de guerra, y con mucho esfuerzo se libraron de algunos.
La batalla parecía inclinarse favor del ejército de Theoden, pero
entonces éste fue herido mortalmente por el Señor de los Nazgûl,
quien le ordenó a su criatura voladora que se diera un festín con
la carne del rey caído. Éowyn apareció para defenderlo y fue
derrotada también por el espectro, el cual le recordó que ningún
hombre era capaz de matarlo. En ese momento Merry apareció por
detrás y le clavó su puñal en la pantorrilla; Éowyn se quitó el
casco y reveló que no era un hombre sino una mujer, y acto seguido
le atravesó la cara con su espada. El Rey Brujo finalmente
desapareció, vencido no por un hombre sino por una mujer y un
hobbit.
Entonces aparecieron también varios barcos piratas que Mordor esperaba, para atracar en los muelles de Osgilliath, pero para sorpresa de los orcos, de esos barcos bajaron Aragorn, Legolas y Gimli, que los habían tomado al abordaje. Con ellos venía el ejército de los muertos, que limpió los campos de Pelennor por completo: todas las clases de criaturas que Mordor había llevado a la guerra eran pulverizadas en segundos.Al terminar la batalla, el rey de los muertos reclamó a Aragorn cumplir su promesa de liberarlos. Gimli aconsejó no hacerlo, Mordor aún era un peligro y ellos eran muy útiles, pero Aragorn cumplió su promesa y consideró pagada su deuda. Los espectros desaparecieron.
Gandalf aseguró, durante una deliberación, que resistir los ataques
era inútil, ya que Mordor era mucho más poderoso y finalmente
prevalecería. Su única esperanza era que Frodo tuviera éxito en
destruir el Anillo. La única forma en que podían ayudarlo era
marchando hacia la Puerta Negra, para mantener la atención de Sauron
enfocada sobre ellos, y distraído de la presencia de Frodo y el
Anillo en su propio territorio. Todos los supervivientes marcharon a
la Puerta Negra, donde Aragorn exigió a Sauron que se rindiera, pero
en lugar de eso las puertas se abrieron y por ella apareció el
ejército del señor oscuro, y un mar de enemigos los rodeó.
Frodo y Sam llegaron finalmente al Monte del Destino, donde Gollum reaparece para recuperar el anillo. Pero, una vez junto al borde por donde Frodo podría tirar el anillo al fuego y destruirlo, finalmente sucumbe ante su poder y lo reclama para sí mismo. Gollum entró entonces y, aunque Frodo era invisible, se lo tiró encima y le arranca el dedo para quitarle el anillo. Entre ambos se lo disputaron al borde del abismo, y cayeron por él. Frodo se pudo agarrar del borde, pero Gollum y el Anillo cayeron a las llamas y fueron destruidos. La torre de Sauron se vino abajo, el gran ojo explotó, Mordor se hundió en el suelo y todos los orcos huyeron.
Gandalf rescató a Frodo y Sam de Orodruin (Monte del Destino) montando en el lomo de Gwaihir, el Señor de los Vientos, y los hobbits recibieron honores en Gondor durante la coronación de Aragorn como rey. Luego volvieron a la Comarca, donde Sam se casó con Rosita. Frodo escribió sus memorias, dejándole a Sam el final del libro; finalmente se embarcó a las Tierras Imperecederas junto a Bilbo, Gandalf, Elrond, Galadriel y los elfos restantes. La película acaba con la vuelta de Sam a su casa, donde lo esperan su hija, Rosita y su pequeño bebé, tras despedir a sus amigos en los Puertos Grises. Sam dice: "Bueno. Estoy de vuelta", (palabras con las que también terminaba la novela), entran juntos en casa, y cierra la puerta.
FIN
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